Criando a niños creyentes: una bendición generacional

The Official Publication of the Church of God of Prophecy

Dr. Tim Harper, Regional Overseer, Great Lakes Region

Dr. Tim Harper,
Regional Overseer,
Great Lakes Region

A pesar de correr el riesgo de sonar demasiado santurrón, me siento obligado a comenzar a expresar mi gratitud por una rica herencia cristiana. Siento gran afinidad con Timoteo, quien me precedió por 2,000 años. Él es mencionado en el Nuevo Testamento, mentoreado por el apóstol Pablo quien reconoció su herencia como creyente. El apóstol exhortó a Timoteo con esta observación, “trayendo a la memoria la fe no fingida que hay en ti, la cual habitó primero en tu abuela Loida, y en tu madre Eunice, y estoy seguro que en ti también” (2 Timoteo 1:5). Esta es una expresión convincente de la bendición generacional de la fe viviente.

Desde que tengo uso de memoria mis padres han sido creyentes. Mis padres, Arnold y Marjorie Harper, son ministros licenciados de la Iglesia de Dios de la Profecía, y sirvieron como pastores durante más de 46 años. Mientras escribo estas palabras, mi padre actualmente está concluyendo una batalla de 5 años con el cáncer. Mis padres no solo han demostrado su fe en los momentos buenos; también han modelado para nuestra familia la sencilla belleza de vivir fielmente y confiar en Dios durante temporadas de sufrimiento y dolor.

Sin embargo, hubo un tiempo en que mi padre no era creyente. Fue hace años, y como mencioné anteriormente, mis hermanas y yo solamente lo recordamos como creyente. Sin embargo, he escuchado historias de los años antes de que él se convirtiera y de mi abuela, Hazel Harper, orando por él durante los años que él estuvo descarriado. A los dieciocho años de edad, mi padre dejó la granja de la familia para unirse a la naval de los Estados Unidos. Aunque mi padre viajó a la otra parte del mundo, él no pudo esquivar la influencia de las oraciones de mi abuela. Mientras él estuvo en la naval, mi padre se convirtió en un creyente.

En años recientes se ha escrito, predicado y enseñado mucho sobre el impacto del pecado que se transmite de generación a generación de vida familiar. A menudo se refieren a este hecho como una maldición generacional. Hay información teológica, bíblica y psicológica que apoya la realidad de una maldición generacional. A menudo citamos Éxodo 20:5 como prueba de una maldición generacional. Mientras que los israelitas viajaron hacia la tierra prometida, Dios les advirtió sobre los estilos de vida pecaminosos que dejarían un impacto y legado remanente para las generaciones futuras cuando él dijo que “visita la iniquidad de los padres sobre los hijos y sobre los hijos de los hijos, hasta la tercera y cuarta generación”. Sin embargo, ¡no debemos olvidar que las maldiciones generacionales pueden ser rotas por la gracia de Dios! Ezequiel 18 claramente nos enseña que bajo la nueva economía de Dios, los niños no serán juzgados por los estilos de vida pecaminosos de sus padres.

Me parece que la antítesis de la maldición claramente está indicada en las Escrituras. ¡Hay bendiciones generacionales! El apóstol hizo esta declaración, “mas cuando el pecado abundó, sobreabundó la gracia” (Romanos 5:20). Ciertamente las maldiciones generacionales pueden ser revertidas.

Cuando mi abuela estaba orando por mi padre, a la vez ella también estaba orando por mí, mis hijos y mis nietos por nacer. Yo soy producto de las oraciones de mi abuela y la vida fiel de mis padres. Hoy, todos los hijos de mis padres son cristianos, así como sus nietos y sus cónyuges. No quiero compartir esto como un fanfarrón piadoso, sino como un testimonio viviente, y un corazón lleno de gratitud. Desafortunadamente, entiendo que este no es el testimonio de muchos otros padres fieles cuyos corazones son quebrantados mientras oran diariamente por el regreso de los hijos pródigos. Hay una buena noticia: ¡los pródigos regresan! (Lucas 15).

Criar niños creyentes a la luz de la bendición generacional viene a través de elecciones en el estilo de vida. Así como un estilo de vida de pecado puede ser modelado y transmitido, asimismo un estilo de vida de fe y justicia. Sería un descuido de mi parte sugerir que hay una fórmula sencilla para criar niños creyentes. ¡No la hay! A decir verdad, hay algunos días que nos preguntamos si estamos haciendo lo correcto, si es que realmente funciona. A veces ni siquiera estamos seguros a quién le pertenecen esos niños. Sin embargo, he recibido tremendo consejo al criar a mis hijos del Shemá en Deuteronomio 6:4-9. Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes. Y las atarás como una señal en tu mano, y estarán como frontales entre tus ojos; y las escribirás en los postes de tu casa, y en tus puertas”.

Tim Elmore, en este libro titulado, Cuidando del Líder, señala que el Shemá provee un contexto de cuatro oportunidades diarias para enseñar y modelar fe a nuestros niños. Estos son:

  • A la hora de comer: cuando nos sentamos en el hogar
  • A la hora de viajar: cuando va viajando en la carretera
  • A la hora de dormir: cuando nos acostamos
  • En la mañana: cuando nos levantamos (Elmore 2001, 133)

Aprovechar estas oportunidades diarias para compartir nuestra fe es un módulo bíblicamente válido que tendrá un impacto eterno. Mi esposa, Karen, y yo hemos sido bendecido con tres maravillosos niños que son creyentes: Brittany Harper Stone—ella y su esposo, Stephen, pastorean una Iglesia de Dios de la Profecía en Noblesville, Indiana; Chandler Harper, un ministro laico certificado; y Stetson Harper, quien es un estudiante en la Universidad Lee especializándose en Estudios Pastorales.

Neal Postman ha observado que, “los niños son mensajes vivientes que enviamos a un tiempo que no podemos ver”. Gracias papá, mamá y abuela. Su fe continúa.

 

No Comments

Add your comment